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20 may 2012


Crecer duele

¿Por qué en determinadas situaciones continuamos defendiendo
 actitudes negativas y autodestructivas a pesar de la evidencia en contra?
¿Por qué permanecemos atados a la irracionalidad pudiendo salirmos de ella?
Anthony de Mello decía que los humanos actuamos, como si viviéramos
 en una piscina llena de mierda hasta el cuello y nuestra preocupación principal
se redujera a que nadie levantara olas. Nos resignamos a vivir así, limitados,
atra­pados, infelices y relativamente satisfechos, porque al menos mantenemos
 los excrementos en un nivel aceptable. Confor­mismo puro.
La revolución psicológica verdadera sería salirnos de la piscina, pero algo nos lo impide,
 como si estuviéra­mos anclados en un banco de arena movediza que nos chupa, lentamente.
 El pensamiento que nos prohibe ser atrevidos y explorar el mundo con libertad
 está enquistado en nuestra base de datos:"Mas vale malo conocido que bueno por conocer".
La mayoría de las personas mostramos una alta resistencia al cambio.
Preferimos lo conocido a lo desconocido, puesto que lo nuevo suele
generar incomodidad y estrés. Cambiar implica pasar de un estado a otro,
lo cual hace que inevitablemente el sistema se desorganice para volver a
organizarse lue­go asumiendo otra estructura.
Todo cambio es incómodo, como cuando queremos reemplazar unos zapatos viejos por unos nuevos.
Teilhard de Chardin consideraba que todo crecimiento está vinculado a un grado de sufrimiento.
 El cambio requiere que desechemos durante un tiempo las señales de seguridad de
 los antiguos esquemas que nos han acompañado durante años, para adoptar
 otros comportamientos con los que no es­tamos tan familiarizados
 ni nos generan tanta confianza. Cre­cer duele y asusta.
La novedad produce dos emociones encontradas: miedo y curiosidad.
 Mientras el miedo a lo desconocido actúa como un freno, la curiosidad obra
como un incentivo (a veces irre­frenable) que nos lleva a explorar el mundo y a asombrarnos.
Aceptar la posibilidad de renovarse implica que la curiosi­dad como fuerza
positiva se imponga a la parálisis que genera el temor. 
Abandonar las viejas costumbres y permitirse la re­visión de las creencias
que nos han gobernado durante años requiere de valentía.

Walter Riso - "Pensar bien, sentirse mejor"

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