Alumbra tu camino
La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como
aquélla.
En un determinado momento, se encuentra con un amigo. El
amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Guno, el ciego del
pueblo. Entonces, le dice:
- ¿Qué haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano?
Si tú no ves...
Entonces, el ciego le responde:
- Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco
la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su
camino cuando me vean a mí...
No sólo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella. Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Jorge Bucay
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