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22 jun 2011

Toma y Descubre


Toma y Descubre

Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido. Toma un rayo de sol, hazlo volar allá en donde reina la noche. Descubre una fuente, haz bañar a quien vive en el barro. Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca ha llorado. Toma la valentía, ponla en el ánimo de quien no sabe luchar.

Descubre la vida, nárrala a quien no sabe entenderla. Toma la esperanza, y vive en su luz. Toma la bondad, y dónala a quien no sabe donar.
Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo.


*** Mahatma Gandhi ***

Disfruta tu Café!


Disfruta tu Café!


Un grupo de profesionales, todos triunfadores en sus respectivas carreras, se juntó para visitar a su antiguo profesor. Pronto la charla devino en quejas acerca del interminable "estrés" que les producía el trabajo y la vida en general.

El profesor les ofreció café, fue a la cocina y pronto regresó con una cafetera grande y una selección de tazas de lo más ecléctica: tazas de porcelana, plástico, vidrio, cristal, unas sencillas y baratas, otras decoradas, unas caras, otras realmente exquisitas.

Tranquilamente les dijo que escogieran una taza y se sirvieran un poco del café recién preparado. Cuando todos se sirvieron, el viejo maestro se aclaró la garganta y con mucha calma y paciencia se dirigió al grupo: "Se habrán dado cuenta de que todas las tazas que lucían bonitas se terminaron primero y quedaron pocas de las más sencillas y baratas; lo que es natural, ya que cada quien prefiere lo mejor para sí mismo".

Ésa es realmente la causa de muchos de sus problemas relativos al "estrés". Continuó: "Les aseguro que la taza no le añadió calidad al café. En verdad la taza solamente disfraza o reviste lo que bebemos. Lo que ustedes querían era el café, no la taza, pero instintivamente buscaron las mejores. Después se pusieron a mirar las tazas de los demás".
Ahora piensen en esto: La vida es el café.

Los trabajos, el dinero, la posición, etc., son meras tazas, que le dan forma y soporte a la vida y el tipo de taza que tengamos no define ni cambia realmente la calidad de vida que llevemos. A menudo, por concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el café.

La gente más feliz no es la que tiene lo mejor de todo, sino la que hace lo mejor con lo que tiene.

El árbol confundido.


El árbol confundido.

Había una vez, algún lugar que podría ser cualquier lugar, y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos.
Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste.
El pobre tenía un problema: "No sabía quién era."
Lo que le faltaba era concentración, le decía el manzano, si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas.
"¿Ves que fácil es?"
No lo escuches, exigía el rosal. Es más sencillo tener rosas y "¿Ves que bellas son?"
Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado.
Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó:-No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la tierra.
Yo te daré la solución:
"No dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas...Sé tu mismo, conócete, y para lograrlo, escucha tu voz interior."
Y dicho esto, el búho desapareció.
¿Mi voz interior...? ¿Ser yo mismo...? ¿Conocerme...? Se preguntaba el árbol desesperado, cuándo de pronto, comprendió...
Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior diciéndole:
"Tú jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera porque no eres un rosal.Eres un roble, y tu destino es crecer grande y majestuoso. Dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje...Tienes una misión "Cúmplela".

Y el árbol se sintió fuerte y seguro de sí mismo y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos.

Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Yo me pregunto al ver a mí alrededor, ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer?, ¿Cuántos serán rosales que por miedo al reto, sólo dan espinas?, ¿Cuántos naranjos que no saben florecer?.

En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar...

desconozco autor


El pozo de la Verdad

El pozo de la Verdad


Tras años de investigación, le dijeron al buscador que fuese a una cueva en la que encontraría un pozo. “Pregúntale al pozo cuál es la Verdad”, le dijeron, “y el pozo lo revelará”. Cuando encontró el pozo, el buscador le hizo esta pregunta tan básica, y desde los abismos le llegó la respuesta: “Ve al cruce de la ciudad: allí encontrarás lo que buscas”.

Lleno de alegría e impaciencia, el hombre salió corriendo hacia el cruce para encontrar tan sólo tres tiendas de poca importancia. En una vendían piezas metálicas; en otra, madera; y en la tercera, alambres finos. Nadie ni nada de lo que allí había parecía guardar relación alguna con la revelación de la Verdad.



Defraudado, el buscador volvió al pozo para pedirle una explicación, pero éste tan sólo le dijo: “Lo entenderás en el futuro”. Cuando protestó el hombre, todo lo que recibió a cambio fue el eco de sus propias voces. Indignado por haber hecho el tonto –o, por lo menos, así lo pensaba él entonces-, continuó su viaje en busca de la Verdad. Con el paso de los años se fue borrando de su memoria el recuerdo de esta experiencia del pozo, hasta que una noche, mientras paseaba a a luz de la luna, llamó su atención el sonido de la música de un sitar. Era una música maravillosa y estaba tocada con gran maestría e inspiración.



Emocionado, el buscador de la Verdad se sintió atraído por el músico. Miró sus dedos que bailaban entre las cuerdas. Observó atentamente el sitar y, de repente, explotó en un grito de alegría: estaba hecho con los alambres y los trozos de metal y madera que había visto en las tres tiendas y creía que no tenían utilidad alguna.

Por fin había entendido el mensaje del pozo: Siempre se nos da lo que necesitamos; nuestro cometido es unirlo y utilizarlo de la manera más apropiada. Nada tiene significado mientras consideremos sus componentes por separado; pero, cuando se unen formando una síntesis, aparece una nueva entidad cuya naturaleza no habíamos previsto al considerarlos por separado.



De la misma forma, la falta de síntesis en el ser humano es causa de serias dificultades. Gran parte de las enfermedades mentales, desequilibrios y depresiones se dejan sentir cuando nuestros elementos internos no guardan entre sí la debida conexión o chocan unos con otros. Pero también observó que, cuando se combinan en grupos cada vez mayores, sentimos una descarga de energía, una sensación de bienestar y un significado mucho más profundo en nuestras vidas.



*** desconozco su autor ***

Afortunadamente somos buscadores por naturaleza. Y lo que nos falta, es aprender a unir los componentes de cada situación por absurda que nos parezca, y con seguridad terminaremos encontrándole sentido

En el Silencio


En el Silencio

En el silencio indescriptible marcha el más sabio de los consejos, la palabra más dulce, la verdad más pura. Es en el camino del silencio donde se construyen las grandes bases, los más fuertes cimientos, los más elementales pensamientos que trasmiten la paz de los tiempos. Las acciones más nobles nacen del silencio.

Cada palabra sin pronunciar es doblemente poderosa si nace del silencio con que se manifiesta el pensamiento. El silencio es la llave para detener las ambiciones, los ímpetus, las energías desbordadas. El silencio nutre el pensamiento porque es su esencia.

La tristeza se lleva mejor en el silencio porque las emociones intensas son de origen personal. Nadie siente con la misma intensidad, por ello no es posible sentir igual. Sólo es posible sentir en silencio y en soledad. El silencio y la soledad son complementos. La soledad es el silencio del alma y el silencio es la soledad de las palabras. La palabra es un don tan hermoso que es mejor dejarla ir solo cuando es estrictamente necesario. El silencio es la voz del corazón hablando contigo. Es lo que expresa tu corazón. Por eso hay que escuchar lo que dice el corazón en silencio y si es necesario dejar al corazón expresar con el verbo.

Lo que se dice pocas veces es igual a lo que se siente. Una hermosa enseñanza es la que nos cuenta el origen del eco. El eco fue creado para que siempre recuerdes que lo que dices siempre regresará a ti.

Hubo un tiempo en que las grandes batallas se pelearon usando la palabra. Eran palabras como flechas y dardos envenenados que causaban desolación, muerte y llanto. Un día en que los pueblos estaban casi exterminados, se reunieron y decidieron pedir ayuda y consejo al viejo maestro de la montaña. Tres gobernantes marcharon durante tres días y al llegar le pidieron consejo ante la inminente destrucción de su raza. El anciano parecía no escuchar el pedido de los gobernantes. Sólo observaba el infinito a través de sus ojos color miel. Uno de ellos llenándose de furia incontenible lanzó una palabra mortal hacia el maestro de la montaña. Después de proferirla al cabo de unos instantes la misma palabra se escuchó por tres veces más antes de que el agresor cayera abatido de inmediato a los pies de éste. Los otros dos le miraron sorprendidos y regresaron con la enseñanza de que el silencio es el mejor escudo a las palabras de ira y odio. Desde ese instante aquél pueblo encontró en el silencio el mejor escudo, el mejor instrumento de paz, la mejor pregunta, la mejor respuesta.

¿Pero acaso el callar es lo mismo que el silencio? ¿Calla el ave cuando llega un nuevo día? ¿Calla el agua del río al encontrar su camino al mar? ¿Calla el llanto del dolor en cada ser? Nunca dejes sin palabra lo que estremece tu corazón. Es por eso que el ave canta con la alegría de un nuevo día, el agua del río por volver al mar, el llanto del dolor por escapar del corazón. Aún en estos actos hay silencio, porque viene de la esencia misma.

Algunos suelen decir que el silencio es la ausencia del sonido. El silencio es el equilibrio del sonido. Si dos ondas de sonido con la misma intensidad y en sentido contrario se encuentran, entonces, se produce el silencio. Por ello no podrá existir el silencio sin el equilibrio del verbo en ti.

Que tus palabras sean el reflejo fiel de un alma noble, para que cuando salga regrese a ti con la misma intensidad como se fue. Sólo así sabrás que el silencio le dio en justa medida el equilibrio a tu alma, a tu mente y a tu corazón.

El silencio es la primera herramienta para saber si el mundo a tu alrededor te escucha y tú lo escuchas a él. Se aprende a oír en el silencio, pero se aprende más a sentir cuando aprendes a escuchar.

Sé entonces como el silencio, aparentemente inexistente pero firmemente útil y recuerda siempre esto:
• Quien conoce el silencio dice más con menos palabras.
• Quien conoce el silencio piensa más de dos veces lo que quiere decir.
• Quien conoce el silencio habla de corazón a corazón
• Quien conoce el silencio calla primero, luego observa y finalmente decide la utilidad de la palabra
• Quien conoce el silencio venera el valor sagrado del verbo
• Quien conoce el silencio ejerce control de su existencia
• Quien conoce el silencio conoce la luz de la existencia suprema.


*** desconozco autor ***

Perdón


Perdón

"Dos exprisioneros de guerra se encuentran y, al hablar de lo vivido, uno le pregunta al otro: ¿Has logrado perdonar a tus guardacárcel?. A lo que el otro le responde: No, y nunca lo haré.

Su amigo le dice: Entonces, aún te tienen prisionero..."


*** desconozco su autor ***



Asi es, mientras permanezcamos bajo el dominio de rencores, odios y malos sentimientos, éstos seguiran siendo nuestros mas fieles carceleros

¿Cuántas vidas has tocado?


¿Cuántas vidas has tocado?

Soy director de ventas en una compañía de distribución grande y, diariamente, comparto un pensamiento o cita con mi personal. Hoy les compartí la historia de Frank, el joven de Taco Bell para reiterar la importancia de “lanzar” sólo lo positivo a nuestros clientes y compañeros de trabajo para asegurarnos que lo positivo “regrese a nosotros”.

Hoy iba tarde para almorzar y, como suele pasar, me detuve a comprar comida chatarra, pero no en cualquier lugar. Necesito una dosis de Frank… posiblemente el mejor empleado de ventanilla de comida rápida con que jamás me he tropezado.

Frank siempre saluda a los clientes con una exhuberancia indescriptible. Es supremamente conocedor de sus productos, y eficiente en mostrarles sus opciones. Él dispensa alegría con su comida rápida con especial carisma.

En un reciente seminario de atención al cliente, me pidieron que compartiese mi mejor experiencia de servicio al cliente y compartí mi secreto con todos. Cuando necesito un empujón en mi día, voy a este particular restaurante de comida rápida por una dosis del entusiasmo de Frank. Me sorprendí al escuchar que muchos en el salón también habían conocido a Frank y que sentían lo mismo que yo. ¿Sabrá Frank a cuántas vidas ha tocado? Probablemente no. Nunca se lo he dicho personalmente, por temor de hacer esperar al auto que espera, ansioso, detrás de mí en la línea.

En cada interacción que uno tiene con alguien, uno tiene la oportunidad de saludarlo con entusiasmo y exhuberancia, lo que generalmente nos será reciprocado. Nunca sabremos cuántas vidas hemos tocado, porque la mayoría de las personas no compartirán esa información con nosotros, pero la próxima vez que vayamos la milla extra para complacer a alguien, ya sea a través de un saludo entusiasta por teléfono o al mantener abierta la puerta para alguien, sepamos que son las cosas pequeñas las que hacen la mayor diferencia en la vida de la gente.

Si evitamos el contacto con otros, ellos harán lo mismo. Si buscamos contacto con otros, y agregamos a ese contacto un gozo en la interacción, tendremos la oportunidad de alegrar su día… como Frank lo ha hecho en mi caso en tantas ocasiones.

Una vez compartí mi anécdota con Frank, a la gerencia de Taco Bell, y me hicieron saber cuán afortunados se sentían de tener a Frank en su equipo.

Descubrimos también que Frank había dado charlas a organizaciones locales sobre atención al cliente, por lo que le pedimos que visitara nuestra compañía para compartir su sabiduría. Descubrimos que, Frank, es el Gerente General del Taco Bell local, y desde que le enviaron a esa sucursal unos años antes, las ventas se han duplicado (lo que no nos sorprendió). Él trabaja el auto-rápido cada día.

¡Qué gran ejemplo para sus empleados el que se remangue la camisa y trabaje junto a ellos! Su charla a nuestro grupo fue tan inspiradora que todos salimos con una nueva perspectiva de la atención al cliente y con hambre por tacos.

Kim Patterson, copyright 2005

Tormentas


Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios le permitiera mandar sobre la Naturaleza para que – según él – le rindieran mejor sus cosechas.

¡Y Dios se lo concedió!

Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía más regularmente; etc.

Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron grandes porque resultó un total fracaso. Desconcertado y medio molesto le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes.

Pero Dios le contestó –“Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan …”-

Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas.

El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.

Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona, para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros.

LO IMPORTANTE NO ES HUIR DE LAS TORMENTAS SINO TENER FÉ Y CONFIANZA EN QUE PRONTO PASARÁN Y NOS DEJARÁN ALGO BUENO EN NUESTRAS VIDAS.

(desconozco autor)

Cuestión de actitud


Cuestión de Actitud


Dos hombres fueron condenados. La sentencia consistía

en que en un día determinado, en veinte años, serían

torturados lentamente hasta la muerte.



Al escuchar la sentencia, el más joven se retorció de

la pena y del dolor, y a partir de ese día, cayó en una

profunda depresión.



"¿Para qué vivir?" se preguntaba, "si de todas maneras

van a arrebatarme la vida, y de una manera inconcebiblemente

terrible?"



Desde ese día nunca fue el mismo. Cuando alguno de sus

cercanos, compadecido por su estado, le ofrecía apoyo para

tratar de alegrarlo, respondía rencorosamente diciendo:



- Claro, como tú no tienes que cargar mis penas, todo te

parece fácil.

En otras ocasiones también replicaba:

- Tú no sabes lo que sufro, no es posible que me

entiendas...



Y, a veces, alegaba en voz alta:

- ¿Para qué me esfuerzo? Si de todas formas...

Y así, poco a poco, el hombre se fue encerrando en su

amarga soledad y murió mucho antes de que se cumpliera

el plazo de los veinte años.



El otro hombre, al escuchar la sentencia, se asustó y se

impresionó, sin embargo a los pocos días resolvió que,

como sus días estaban contados, los disfrutaría.



Con frecuencia afirmaba:

- No voy a anticipar el dolor y el miedo empezando a

sufrir desde ahora.

Otras veces decía:

- Voy a agradecer con intensidad cada día que me quede.



Y, en vez de alejarse de los demás, decidió acercarse

y disfrutar a los suyos, para sembrar en ellos lo mejor

de sí.

Cuando alguien le mencionaba su condena, respondía

en broma:

- Ellos me condenaron, yo no me voy a condenar sufriendo

anticipadamente y, por ahora, estoy vivo.



Fue así que, paulatinamente, se convirtió en un hombre

sabio y sencillo, conocido por su alegría y su espíritu

de servicio.

Tanto, que mucho antes de los veinte años, le fue perdonada

su condena.



*** desconozco su autor ***

Sobre la vejez y el desapego

Sobre la vejez y el desapego

Dios ha planificado la vida del hombre de manera perfecta.

Cuando nacemos y cuando envejecemos necesitamos del

cuidado de los otros, además de su afecto y su empatia.

Empatia es ponerse en lugar del otro y tratar de comprender su mundo,

solo de esa forma podemos ayudarlo. Cuando es con un pequeño

la empatia surge espontáneamente, en la madre por el amor que

siente por su hijo y en los otros por esa ternura y necesidad de protección

que sentimos por los niños. Cuando esta se refiere a un anciano es un

poco mas difícil, porque la vejez del otro nos asusta, porque es algo desconocido

para nosotros y nos asusta nuestra propia vejez. Nadie quiere envejecer. De todo se hace para retardarla.

Ponernos en lugar del prójimo, caminar sobre sus zapatos y entonces recién

uno puede adquiere esa capacidad de comprensión para entender sus necesidades, miedos y deseos.
Cuando nacemos desconocemos todo y somos cuidados satisfaciendo nuestras necesidades.

Luego en cada etapa de la vida vamos adquiriendo la sabiduría par

enfrentar a la otra etapa sucesiva. Y así vamos andando, con ensayo y error, vamos viviendo.

No se aprende en ningún lado a vivir.
En esta etapa adulta acerquémonos mas a la próxima que nos espera (o no),

la vejez, la ancianidad. Reparemos mas en ellos, aprendamos a escucharlos,

muchos tienen muchas cosas importantes para transmitir además de sus

conocimientos, esa sabiduría aprendida en tantos años vividos y no tienen quien los escuche.
Adquiramos paciencia para escuchar historias que ya oímos otras veces y

seguro no será la ultima vez, ya sin molestarnos. Y en esas arrugas y caras curtidas

veremos reflejada nuestra propia vejez o a nuestros viejos queridos.

Entendamos porque se aferran a sus recuerdos y sus "cosas", como

lo hemos hecho nosotros alguna vez. La vejez nos asusta,

por lo desconocido y por no confiar en el proceso de la vida.
Que las cosas no sean mas que eso "cosas". Como dice el principio de vacío,

dejemos espacios vacíos para que se llenen de cosas nuevas.

No nos aferremos tanto a lo material, y empecemos a regalar.

No digo que nos deshagamos de todo, no, sino que aprendamos a desapegarnos de las cosas.

Si después de todo, cuando nos vamos de esta vida, solo nos llevamos el amor que tuvimos y nos tuvieron.

Debemos respetar y amar a nuestros mayores, por que son los que

nos precedieron en el camino de la vida y nos apoyaron cuando

lo necesitamos, sean estos nuestros padres o tíos o abuelos.
Sobre todo en esta etapa de vida, cuando tenemos hijos grandes,

donde el tiempo no nos corre, donde algunos hemos adquirido un poco

de sabiduría, aprendimos a escuchar, a ser mas pacientes,

a no enojarnos por tonterías y a disfrutar mas de la vida.
En esta etapa confiemos en el proceso de la vida y vivamos cada momento,

pensando que quizás pueda ser el último, porque realmente hay dos cosas

de las cuales no debemos hacernos problemas. Una el ayer, no podemos modificarlo,

ya pasó y el mañana por que es algo que aun no llega y por lo tanto,

disfrutemos el día de hoy, cada momento presente.

Y nunca, nunca dejemos de soñar.



Namasté, que la luz siempre te acompañe


Cris Carbone®


El hombre, su caballo y su perro


El hombre, su caballo y su perro (Cuento de Egipto)

Un hombre, su caballo y su perro caminaban por una calle. Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que él, su caballo y su perro habían muerto en un accidente. Es que a veces los muertos tardan un tiempo antes de darse cuenta de su nueva condición.
La caminata era muy larga, cerro arriba, el sol estaba fuerte y ellos estaban transpirados y con mucha sed. Necesitaban desesperadamente agua.
En una curva del camino divisaron un portón magnífico, todo de mármol que conducía a una plaza pavimentada con bloques de oro, en el centro de ella había una fuente de donde emanaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que en una garita custodiaba la entrada.
- Buen día, dice él.
- Buen día, respondió el hombre
- ¿Qué lugar es este tan lindo?, preguntó.
- Esto es el Cielo - fue la respuesta.
- ¡Qué bueno que llegamos al Cielo! Estamos con mucha sed - dijo el hombre.
- Puede entrar a beber agua cuando quiera - dijo el guardia, indicando la fuente.
- Mi caballo y mi perro también están sedientos.
- Lo lamento - dijo el guarda. Aquí no se permite la entrada de animales.
El hombre quedó desconcertado, pues su sed era grande. Pero él no estaba dispuesto a beber dejando a sus amigos con sed. Así que prosiguió su camino.
Después de mucho caminar cerro arriba, con la sed y el cansancio multiplicados, llegaron a un sitio cuya entrada estaba señalada por una puerta vieja semi-abierta. La puerta conducía a un camino de tierra, con árboles a ambos lados haciendo sombra. A la sombra de uno de los árboles había un hombre acostado.
- Buen día - dijo el caminante.
- Buen día - dijo el hombre.
- Estamos con mucha sed yo, mi caballo y mi perro.
- Hay una fuente entre aquellas piedras - dijo el hombre. Pueden beber cuanto quieran.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.
- Muchas gracias - dijo al salir.
- Vuelvan cuando quieran - dijo el hombre.
- A propósito - dijo el caminante, ¿cuál es el nombre de este lugar?
- El Cielo - respondió el hombre.
- ¿Cielo? Pero si el hombre de la garita de más abajo, al lado del portón de mármol, dijo que ese era el Cielo.
- Aquello no es el Cielo, eso es el Infierno.
- Pero entonces, dijo el caminante, esa información falsa debe causar grandes confusiones.
- De ninguna manera, respondió el hombre. En realidad, ellos nos hacen un gran favor porque allá quedan las personas que son capaces de abandonar a sus mejores amigos.


Déjame ser Feliz!!!

Hace no muchos años, los terapeutas invertíamos buena parte de nuestros esfuerzos en ayudar a la gente a ser feliz. Ahora, por el contrario, tenemos que ayudarles a que los demás les dejen ser felices.

Vivimos en la cultura del fastidio, la agresión y el mal humor, causas, en no pocos casos, de trastornos psicológicos. Recuerdo aquel enfermo de hígado que vino a mi consulta porque su entorno familiar era destructivo; con mucha razón les decía: “Una cosa es que yo me muera y otra muy distinta es que mientras tanto me provoquéis una depresión”. O la actitud del hipocondríaco cuando su mujer le decía, con no poco temor: “Hoy me encuentro mal”, a lo que respondía: “Pues yo estoy mucho peor que tú”.

No hay cosa más triste que convivir con un triste, con una persona amargada que solo descansa cuando comprueba que quienes le rodean están al menos como él, y cuando logra contagiar su malestar. Se consuelan con las desgracias de la vida, porque solo cuando agrandan su amargura y la cuentan reiteradamente a sus allegados alcanzan su paz, una neurótica paz. Son especímenes de laboratorio, objetos de tesis de doctorado, singularidades angustiadas por el bienestar ajeno, entretenidos en el oficio del desánimo. Les fastidia una carcajada, las sonrisas les encorajinan, hunden cualquier ilusión, aunque sea comprarte un bolso en El Corte Inglés. O vives como ellos o te amargan la existencia.

“¡Por favor, dejadme ser feliz!”, es el objetivo que propongo a mis pacientes. Porque conozco bien la atmósfera de innumerables conciencias, insana, contaminante y perjudicial. Sus portadores se regodean en la tragedia y rememoran el dolor. Suelo retratarlos estereotipadamente con malas caras, ánimos decaídos, formas violentas, con aura de negatividad, sin ningún entusiasmo, recorriendo los caminos de la vida rodeados de un cortejo de familiares y subordinados que les enjugan las lágrimas de sus ojos y las tristezas de sus rostros.

Miren, considero que hoy día es una obligación estar alegre. La alegría dice mucho de la personalidad. El alegre atrae y encanta, porque a su lado se es feliz. Tiene el extraño poder de tornar los problemas en retos y las dificultades en oportunidades. Junto a él se duerme bien, con el alma descuidada y el cuerpo protegido por un inmenso amor, pues solo el amor verdadero mira el bien para los demás.

La persona que me ama está para todo, en todo momento, en cualquier circunstancia.

*** desconozco su autor ***


Triple filtro


Triple filtro

En la antigua Grecia, Sócrates fue famoso por su sabiduría y por el gran respeto que profesaba a todos.
Un día un conocido se encontró con el gran filósofo y le dijo:

¿Sabes lo que escuche acerca de tu amigo?
Espera un minuto -replico Sócrates-Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen.
Yo lo llamo el examen del triple filtro.
¿Triple filtro?
Correcto -continuó Sócrates-
Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir.
Es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.
El primer filtro es la verdad.
¿Estás absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?
No -dijo el hombre-realmente solo escuché sobre eso y..
Bien-dijo Sócrates-Entonces realmente no sabes si es cierto o no.
Ahora permíteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad.
¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?
No, por el contrario…
Entonces, deseas decirme algo malo sobre él, pero no estás seguro de que sea cierto.
Pero podría querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad.
¿Me servirá de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?
No, la verdad que no.
Bien -concluyó Sócrates-si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no me es útil, ¿para qué querría yo saberlo? !!!

Usa este triple filtro cada vez que oigas comentarios sobre alguno de tus amigos(as) cercanos(as) y queridos(as).
La amistad es algo invaluable, nunca pierdas a
un(a) amigo por algún mal entendido o comentario sin fundamento.

Bambú japonés


"Bambú japonés"

No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!

Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.

Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad, no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.

Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.

Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.

Sin embargo, en la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.

De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.

Y esto puede ser extremadamente frustrante.

En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro…

Estamos creciendo, madurando.

Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.

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Tiempo... Cómo nos cuestan las esperas, qué poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos...

Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi...
corremos todo el tiempo, hacemos las cosas apurados, sin saber bien por qué...

Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés...

Recuperemos la perseverancia, la espera, la aceptación...

Y si no conseguimos rapidamente lo que anhelamos, no desesperemos...
quizá sólo estemos echando raíces...



DICHOSOS LOS QUE SABEN LLORAR.

Una lágrima es eso que humedece los ojos del mundo, y
que el mundo se empeña en ocultar.

Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por orgullo, por demostrar fortaleza y queda atorada en la garganta, apretada en el corazón, comprimiéndonos todo.

Es tan profunda, que no sabemos con certeza dónde nace o dónde muere.

A veces una lágrima lava una pena y cicatriza una
herida.
Una lágrima es un recuerdo, una angustia, una
desesperación, un interrogante.
Una lágrima puede ser a veces el comienzo del perdón y la primera luz de la rectificación que hace estrechar una mano.
Una lágrima puede ser rebeldía o arrepentimiento, odio,
amor, luz o sombra.
Una lágrima puede ser el sueño desvanecido que rozó nuestros párpados o el amor perdido que aún está dulce y húmedo.

Cuando tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la
lágrima ayuda.
Cuando la derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima une, estrecha y funde.
Una lágrima es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro.
La lágrima trasforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las malas yerbas que van creciendo en la amistad e impiden acercarse, abrazarse y comprenderse.

La lágrima descubre.

Desconozco autor


RENUNCIO A SER ADULTO

Por la presente presento mi renuncia a ser adulto.

He decidido aceptar la responsabilidad de tener 6 años nuevamente.

Quiero ir a McDonald’s y pensar que es un restaurante de 5 estrellas.

Quiero navegar barquitos de papel en un estanque y hacer anillos tirando piedras al agua.

Quiero pensar que los dulces son mejor que el dinero, pues se pueden comer.

Quiero tener un receso y pintar con acuarelas.

Quiero salir cómodamente de mi casa sin preocuparme como luce mi cabello.

Quiero tener alguien que me arregle y me planche la ropa.

Quiero regresar a mi casa a una comida casera y que alguien corte mi carne.

Quiero tomar largos baños y dormir 10 horas todas las noches.

Quiero recostarme a la sombra de un viejo roble y vender limonada con mis amigos en un día caluroso de verano.

Quiero abrazar a mis padres todos los días y enjugar mis lágrimas en sus hombros.

Quiero regresar a los tiempos donde la vida era simple.

Cuando todo lo que sabía eran colores, tablas de sumar y cuentos de hadas; y eso no me molestaba, porque no sabía que no sabía y no me preocupaba por no saber.

Cuando todo lo que sabía era ser feliz porque no sabía las cosas que preocupan y molestan.

Quiero pensar que el mundo es justo.

Que todo el mundo es honesto y bueno.

Quiero pensar que todo es posible.

En algún lugar en mi juventud madure y aprendí demasiado.

Aprendí de armas nucleares, guerras, prejuicio, hambre y de niños abusados.

Aprendí sobre las mentiras, matrimonios infelices, del sufrimiento, enfermedad, dolor y la muerte.

Aprendí que tú tienes que limpiar los inodoros.

Aprendí de un mundo que saben cómo matar y lo hacen.

Que paso con el tiempo que pensaba que todo el mundo viviría para siempre, porque no entendía el concepto de la muerte, excepto cuando perdí a mi mascota.

Cuando pensaba que lo peor que pasaba era que alguien me quitara mi pelota de jugar o me escogiera de último para ser su compañero de equipo.

Cuando no necesitaba lentes para leer.

Quiero alejarme de las complejidades de la vida y excitarme nuevamente con las pequeñas cosas una vez más.

Quiero regresar a los días en que la música era limpia y sana.

Recuerdo cuando era inocente y pensaba que todo el mundo era feliz porque yo lo era.

Caminaría de nuevo en la playa pensando solo en la arena entre los dedos de mis pies y la concha más bonita que pudiera encontrar sin preocuparme por la erosión y la contaminación.

Pasaría mis tardes subiendo arboles y montando mi bicicleta hasta llegar al parque, sin la preocupación de que me secuestren.

No me preocupaba el tiempo, las deudas, o de donde iba a sacar el dinero para arreglar el carro.

Solo pensaría en que iba a ser cuando grande, sin la preocupación de lograrlo o no.

Quiero vivir simple, nuevamente.

No quiero que mis días sean de computadoras que se inhiben, de la montaña de papeles en mi escritorio, de noticias deprimentes, ni de cómo sobrevivir unos días más al mes cuando ya no queda dinero en la chequera.

No quiero que mis días sean de facturas de médicos o medicinas.

No quiero que mis días sean de chismes, enfermedades y la pérdida de seres queridos.

Quiero creer en el poder de la sonrisa, del abrazo, del apretón de manos, de la palabra dulce, de la verdad, de la justicia, de la paz, los sueños, de la imaginación.

Quiero creer en la raza humana y quiero volver a dibujar muñecos en la arena.......

¡¡¡Oh, Sí!!! Quiero volver a mis 6 años nuevamente
........ Y ya está decidido.

Anónimo.